Las calles con librerías de viejo son una rara avis en México. Tan solo tres ciudades en el país pueden presumir de tener uno de estos rinconcitos urbanos donde todavía huele a tinta y papel viejo. Una de ellas es Aguascalientes.
Se puede decir que en la urbe hidrocálida César Gómez Diz es el decano. Con un corazón librero forjado en la mítica calle Donceles de la capital mexicana –que, junto a Guadalajara, es parte del trío de ciudades con calles libreras–, siempre imaginó tener su propia librería de viejo. Con el cambio de milenio, cumplió su sueño y arrastró a otros locos de los libros detrás.
Así es como un pequeño tramo de la céntrica calle Matamoros, entre Nieto y Venustiano Carranza, se convirtió en la Donceles de Aguascalientes. Ya son ocho establecimientos en los que uno puede dar una segunda vida a sus libros, e incluso sacar algunos pocos pesos por ello.
¿Cuánto dinero cuestan mis libros viejos?
César explica que en el reciclaje apenas se compran a 40 centavos el kilo, “así que sale mucho más rentable llevarlos a una librería de viejo”, donde además tendrán una nueva oportunidad en la estantería de otro amante de la lectura.
No hay un precio fijo, pero lo rentable es calcular un porcentaje del precio al que luego se puede vender ese libro. También hay lugares en donde se compran y venden al peso –una moda iniciada en Argentina tras el “corralito”–; sin embargo, en Aguascalientes no existe esa modalidad: no sabes lo que tienes hasta que el librero lo examina.
¿Y es rentable comprar y vender libros usados?
Lo cierto es que a los románticos como César les mueve más el amor al arte que otra posible motivación. “Si lo hiciera como un negocio, habría cerrado hace siete años”, reconoce.
De hecho, en estos momentos, llega más gente a vender que a comprar, por lo cual se puede decir que los locales de Matamoros cumplen más bien una actividad social: “Yo lo veo como un espacio cultural”, asegura.
¿Cómo es el vendedor de libros usados?
El librero se jacta de poder desnudar el alma de las personas que llegan a venderle sus libros con solo echar un vistazo a la mercancía: si son religiosos, les gusta la ciencia… Todo se puede saber por su biblioteca. “Son personas con cierto interés por los libros: prefieren venderlos que tirarlos –sostiene– y de algún modo, buscan compartir”.
¿Cuál es el perfil del comprador?
Los divide en tres clases: el que llega buscando una obra específica, los turistas –“los más interesados por el libro usado”– y un prototipo que está en peligro de extinción: “el que viene a ver qué encuentra” que, según él, normalmente es una persona que ronda los 40 años.
Historia de un libro
En los rincones del pequeño local de César se esconden miles de historias. Le cuesta elegir una de ellas, pero sin duda, una de las más curiosas arrancó el día que llegó el Diccionario Universal Biográfico y Geográfico del Mundo y de México, que describe como una enciclopedia de diez tomos, la cual podía haberse llegado a vender por 70,000 pesos.
Después de tenerla un tiempo a la venta, decidió darle otro uso. Llegó a la Ciudad de México con un librero de la calle Donceles y le hizo una curiosa oferta: la obra a cambio de que le pagaran una estancia de una semana en la capital del país. Le dolió separarse de tan preciado objeto, pero logró lo que quería
https://www.liderempresarial.com/time-out/librerias-de-viejo-negocios-que-viven-del-amor-al-arte/
No hay comentarios:
Publicar un comentario